Apertura española
Intentaré explicarles escaque a escaque, cómo pretendo coronar al pequeño peón, al otro lado del espejo. Espero que disfruten la partida aunque todavía no vislumbren lo que yo imagino puesto que he dejado volar la fantasía y veo a Da Cutri de pie explicando al monarca Felipe II los movimientos que ha ejecutado sobre el tablero, mientras que, sentado frente a él, Ruy López (R. L.) con hábito eclesiástico, pero con la cara mi padre Ricardo Lamarca (R. L.), calcula la jugada que va a realizar en aquella célebre partida que inspiró el cuadro de Luigi Mussini “Torneo de Ajedrez en la Corte Española” (1886).
Torneo de Ajedrez en la Corte Española. Luigi Mussini, 1886
El cuadro representa la competición a tres partidas que tuvo lugar en 1575 cuando, tras la victoria de Lepanto y en plena construcción del Monasterio de El Escorial, Felipe II convoca a su corte para celebrar el que puede considerarse como el primer torneo internacional de ajedrez en el que participaron los españoles Ruy López de Segura y Alfonso Cerón, y los italianos Da Cutri y Pietro Boi, el siracusano.
Recordemos que a la figura de Ruy López se deben dos hitos importantes sobre la teoría de ajedrez. Por una lado, que en el torneo de Madrid de 1575 se practicara el gambito de rey por primera vez (entrega del peón de rey: 1. e4 e5, 2. f4), y que concibiera una apertura propia que lleva su nombre: apertura Ruy López o apertura española (1.e4 e5, 2.Cf3 Cc6 y 3.Ab5), aunque durante mi infancia se usara la notación descriptiva (P4R) antes de que llegara oficialmente la notación algebraica en 1997.
Pero sigamos avanzando otro escaque porque ahora veo como Pepe Botella y Juan de Villanueva, en animada charla sobre las excelencias del jardín francés, descienden por el túnel que conduce desde el Palacio Real hasta el Reservado de la finca de recreo. Llueve y el agua repiquetea al chocar contra el ladrillo cayendo como un manto finísimo, pero bajo la bóveda de una de las Grutas, una pareja ensimismada ajena al tiempo, continúa una partida de ajedrez que dura 4 siglos.
Y ahora veo al mismísimo Napoleón participando en un baile de máscaras junto a otros trebejos que son vecinos y vecinas del pueblo de Madrid ataviados de políticos, militares o damas de la buena sociedad madrileña y a una comitiva de bufones, cofrades, artesanos, juglares, saltimbanquis y malabaristas del tablero que todos los martes de carnaval, confluye a las orillas del Manzanares convertida Madrid en una Venecia en blanco y negro, para representar una partida de ajedrez viviente frente al Palacio Real o participar en una justa de rap de composiciones satíricas sobre el tablero.
El ajedrez abandona los palacios y los salones de la corte, se instala en los cafés y sale a las calles, mercados, plazas, jardines e invade los espacios públicos porque, como decía Phillidor, los peones son el alma del ajedrez.
Veo cómo grandes y pequeños se mezclan, oriente y occidente se fusionan, arte y ciencia confluyen, Anderssen compone una nueva inmortal, Leonardo Torres Quevedo juega en un portátil contra AlphaZero; en la escuela-taller, una chavala talla una torre en madera de nogal y otra imprime la misma pieza en 3D; un grupo bullicioso comenta la última novela sobre Bobby Fischer y la clase de 2º C practica dar un mate con caballo, alfil y rey contra rey.
En la sala de cine y audiovisuales proyectan el Séptimo Sello de Bergman y en una sala contigua, hay una exposición de trebejos minimalistas. Concluye una partida y los feroces adversarios se sonríen estrechando las manos. En la biblioteca, una investigadora se zambulle en una pila de revistas de ajedrez y frente a ella, un historiador prepara su tesis “Orígenes del ajedrez europeo medieval” analizando El poema de ajedrez del judío andalusí Abraham Ibn Ezra (Tudela, 1089-1163), mientras en la zona infantil, un corrillo pinta y colorea “El Rey Peón”.
El día previo a la fiesta de la trashumancia, cuando las merinas y otras razas autóctonas ya están apriscadas, un pastor se detiene ante una de las miniaturas del facsímil del códice escurialense Libros de Axedrez, dados et tablas de Alfonso X el Sabio. Si la gran riqueza de Castilla era el trigo (la semilla de Sissa), el monarca se vio obligado a poner orden para que los ganados no comiesen las plantas verdes y los labradores no roturasen los pastos. Así que, blanco sobre negro y negro sobre blanco, Alfonso X redacta el Privilegio de fusión en Real Sociedad de ganaderos de la Mesta, en 1273. En el panel de la derecha un mayoral consulta un cartel sobre las cañadas, cuerdas, cordeles y veredas; y una pastora observa detalladamente el plano de las vías pecuarias en la Comunidad de Madrid.
Mañana, a las 8,45h saldrán los rebaños desde los rediles en la Casa de Campo hacia la Puerta del Rey. A las 10h cerca de 2.000 ovejas cruzarán los jardines hasta la Ermita de la Virgen del Puerto, para ascender desde allí por el Paseo Ciudad de Plasencia y la Cuesta de la Vega hasta la calle Bailén. A las 11,15h entrarán por la calle Mayor, acompañadas de los mayorales, rabadanes y ganaderos, así como por grupos folklóricos representantes de las diferentes comarcas trashumantes españolas. A las 12,15h pasarán por la Puerta del Sol y entrarán en la calle Alcalá. Y a las 12,30 h llegarán a Cibeles donde saludarán a la Alcaldesa y demás representantes de la Corporación Municipal y harán el pago de los 50 maravedíes al millar, en cumplimiento de la Concordia de 2 de marzo de 1418, entre los Hombres Buenos de la Mesta y los procuradores del Concejo de la Villa. De allí harán el camino de vuelta, acompañados de nuestro peón.
La Casa de Campo, que fue frente de batalla y tablero trascendental durante la ofensiva y defensa de Madrid en la guerra civil, se convierte en un tablero de paz y en escenario de Concordia y Defensa del patrimonio cultural de Madrid.
Tengo 8 años y en la casa de mi infancia huele a tinta. Mi padre ha colocado cuidadosamente el cliché y gira sin parar a ritmo lento, pero acompasado, la manivela de la multicopista. Ya se han secado las planillas. Mis hermanos y yo, colocados en fila de mayor a menor y armados con dediles de goma rugosa en el pulgar derecho, cogemos una a una de las pilas de hojas, hasta completar los cuadernillos de la revista Trebejos. Infografías tecleadas con dos máquinas de escribir y encuadernadas a mano por mi padre. 400 suscriptores españoles y extranjeros. Fue la única revista mensual de ajedrez en España (32 números) desde 1967 a 1970 y un número especial sobre el Torneo de A.V.R.O. en 1974. Muy valorada hoy día por los coleccionistas. Aparece en cualquier Bibliografía de Revistas de Ajedrez que se precie, incluso las foráneas.